sábado, 9 de diciembre de 2017

La libreta I parte.







Despues de la última vez, habíamos llegado a un acuerdo, yo le había regalado una libreta para un función muy interesante. Entre cita y cita quedaría plasmado en la libreta de su puño y letra, aquellas faltas, incumplimientos etc, etc, que fueran merecedores de una corrección y en caso necesario aplicar el correspondiente castigo. Así que decidimos que el primer dia de cada nueva cita repasariamos la libreta y actuaría en consecuencia.

Dos semanas después de aquel pacto, iba camino de su casa a pasar unos días, en los días previos había estado muy presente la libreta en nuestras conversaciones, hasta el punto que los tres o cuatro últimos días diría que su comportamiento fue ejemplar, sin entrar tan siquiera en mis provocaciones, la causa posiblemente estaba en dos anotaciones en la libreta. La primera por algo muy habitual en ella, una mala contestación, despues de varios avisos previos y la segunda anotación tenía dos variante, eran dos faltas a la promesa de ir al gimnasio de lunes a jueves, la primera no tenía justificación, la segunda la tenía pero poco creible, ya que una supuesta fiebre acompañada de risas y al otro día como nueva no acababa de colar, pero decidí darle el beneficio de la duda y esa tenía un asterisco, que viene a ser pendiente de interrogatorio.

El dia de autos, no comenté nada de la libreta, conociendola sabía que estaría nerviosa y sin necesidad de decir nada, lo tendría muy presente. Por fin tras unas horas de carretera llegué a su casa, una tarde fresca, oscura ya y tranquila del otoño tardío.

La bienvenida fue muy bien, con una gran sonrisa, nos pusimos cómodos y nos apalancamos en el sofá charlando como siempre, me fascina la facilidad para entablar conversación, estuvimos un rato hablando de temas banales de como nos había ido la semana, de como se presentaba la Navidad, ambos coincidiamos que no teniamos muchas ganas de fiestas, lo malo de conversar con tanto desenfado es que no te das cuenta  el tiempo vuela y se te olvidan cosas. Nos tomamos una cervecita mientras charlabamos y entonces ella me dijo recogiendo las latas vacías.

-Te apetece otra?
-Venga

Se levantó a por un par de cervezas más y entonces me vino a la cabeza....la libreta, decidí que era el momento y cuando apareció con las dos latas en la mano y las dejo en la mesilla, sin pensarlo más le dije.

-Sería un buen momento para que fueras a buscar la libreta

Se puso roja al instante y titubeando un poco me dijo.

-Jooo ya la veremos vamos a hacer la cerveza no?
-Si claro que la vamos a hacer, pero ve a buscar la libreta y de paso cambiate y ponte la ropa de castigo.

Esta última parte de mi frase aún la ruborizó más, ya que daba a entender claramente que iba a haber un castigo.

La ropa de castigo la habíamos elegido en la última cita, con el trato que se usaría solo en ocasiones especiales. En el fondo no era más que una  faldita negra plisada, un polo blanco y unas braguitas muy especiales, ya que rompían con la estética habitual de su ropa interior. Ella amante de la lenceria y la ropa interior cómoda pero sensual, debía ponerse unas braguitas muy infantiles de color amarillo con dibujos de patitos. Espere a que saliera de la habitación donde había ido a cambiarse. Cuando la vi aparecer caminaba despacio, le costaba mirarme a los ojos y sostenía entre su manos la libreta.

-Estas preciosa
-Pues yo me siento un poco ridícula
-Ya se trata de eso en parte no? si la libreta estuviera impoluta, no irías vestida así.
-Joder tampoco hay tanto no para 15 días.
-Bueno habrá que ver. Acércate.

La hice detenerse de pie, delante de mi. La miré a pesar de que seguía esquivando mi mirada y le dije.

-Bien dame la libreta.

Me la dio, la cogí y la abrí, estuve un rato leyendo las tres anotaciones breves, como si leyese una novela y entonces levanté de nuevo la vista y le dije.

-Pensaba que siendo la primera vez, estaría en blanco
-Bueno tampoco hay para tanto, tu que eres un tiquismiquis..
-No me hace ninguna gracia. Lo de contestar mal, es algo que se que me va a costar, pero habrá que empezar a trabajar en ello y lo del gimnasio fue algo que me pediste tu, es más me pediste que fuera estricto con eso, que pasó el lunes.
-Pues que no tenía nada de ganas, joder me apalanqué en casa y cuando llegó la hora se estaba tan bien, que solo pensar salir con el viento que hacía, pues eso....
-Ya y la segunda falta.
-Ya te lo dije no me encontraba bien creo que tenía fiebre un poco
-Crees?
-Si creo, tenía mal cuerpo
-Y porque no te tomaste la temperatura como te dije?
-Porque no era necesario, se cuando tengo fiebre
-Ya y no seria que tenías la fiebre de la vagancia y se te tomabas la temperatura no colaba la excusa.
-Que no....pero estaba debajo de la manta a gusto y si me levantaba era para irme a la cama.
-Toma déjala en la mesa- le dije entregándole de nuevo la libreta-

Lo hizo y volvió a plantarse enfrente de pie y yo a hablar.

-A ver como te cuento esto, cuando hablamos de la libreta te advertí que pensaba tomármelo muy en serio, tu respuesta fue una risa irónica y un comentario jocoso muy tuyo, no se igual pensabas que no estaba hablando en serio, te aseguro que después de hoy no te va a quedar ni una sola duda. Te dije que los castigos irían en función de la gravedad de la falta o de la acumulación de las mismas en un periodo de tiempo, así que el castigo que te espera, va a ir en consonancia a mi promesa. Lo de contestar mal merece un toque de atención para que vayas entediendo, que cuando digo vale, es vale y lo de faltar al gimnasio es algo que me pediste tú, así que lo considero grave, vete mentalizando a recibir un castigo severo hoy.

Mi discurso la dejó sin habla, roja como un tomate y sin saber que decir.

-Ahora ve a mi maleta y dentro hay una pequeña bolsa negra, traémela.

Lo hizo extrañamente obediente fue hasta la habitación y trajo la bolsa de mano, me la entregó y la dejé en el apoyabrazos del sofá a la vez que me centraba en el, una mirada y un gesto muy claro vino después, significaba túmbate encima de mis rodillas, se quejó algo, pero la repitición del gesto fue suficiente como para que se colocase en mis rodillas. Al tumbarse la faldita de vuelo quedaba mucho mas levantada, dejando al aire casi la totalidad de las piernas más bonitas que he conocido.

-Te lo dije, cuando acepto un reto me lo tomo muy en serio.

No dije nada más empecé a azotarla con la mano, por encima de la faldita negra del uniforme, fue una primera tanda corta, la falda era bastante molesta  para mi cometido y seguramente amortiguaba demasiado, asi que al poco se la levanté, para recrearme un poco en aquellas braguitas de niña, que tan poco ligaban con lo habitual en ella, sabía que eso en si mismo le daba una carga de pudor especial. Continué con la azotaina ahora por encima de las graciosas braguitas amarillas, en esta segunda tanda de calentamiento me recree un poco mas, las braguitas no protegen tanto y me hacía gracia, pero era eso un calentamiento y una buena azotaina es siempre con el culo al aire. Detuve la azotaina e hice que se levantara, de pie entre mis piernas, metí las dos manos por debajo de la falda, subiendo rozando sus muslos y caderas, hasta llegar a la cintura de las braguitas metí los dedos dentro y lentamente estiré hacia abajo ante sus quejas y excusas, hasta que vi la tela amarilla asomar debajo de la falda, no le dije nada, la cogí de la mano "invitándola" de nuevo a mis rodillas, solo una vez bien colocada muy despacio le levanté la falda, dejando su culo a la vista. Para empezar a azotarla con la mano de forma progresiva alternando lado y lado de uno en uno, con ritmo continuó que fui aumentando y pasando del uno a uno a darle de tres a cinco seguidos en cada lado antes de cambiar, una de las visiones más excitantes para mi del spanking, es ver como cambia de color la piel a medida que la trabajas, como pasa del blanco al rosado tras los primeros azotes y como va subiendo hasta un inconfundible rojo azotaina tras un rato, rojo que indica también que el picor y el calor empiezan a sentirse bien. Pero aquello era un castigo y como tal lo debía sentir, tras conseguir el color deseado me detuve.

Cogi la bolsa que me había traido de la malera, abrí la cremallera y saqué algo, era un cepillo del pelo de madera, a diferencia del que ella tenía en casa este era mayor cuadrado y más pesado, sabía que su relación con la madera no era buena, era un buen día para estrenarlo y me puse a ello. En total fueron cuatro tandas de una 20 de azotes, la primera  más suave, pero a partir de la segunda me emplee a fondo. El hecho de hacerlo en tandas, con su tiempo de pausas, era para alargar más la azotaina de haberlo hecho seguido seguramente no hubieramos llegado a la cincuantena, pero también porque durante esas pausas, puede notar bien los efectos y cuando estos parecen ir a menos, llega una nueva tanda. En las dos últimas tandas, puso las manos en diversas ocasiones así como se movió o tensó los glúteos, síntoma que pica y mucho, como habia puesto varias veces las manos tuve que sujetarselas en la espalda, y cuando dejé el cepillo no se las solté busqué algo más que había en la bolsa, esta vez no era ningun instrumento de azotar, era un termometro de medir la fiebre digital, que ella no podia ver, aunque algo sospecho cuando le solté las manos para separarle las nalgas con mi mano izquierda, se inquietó y miró hacia atrás, al verlo se quejó a la vez que hundia la cabeza en el sofá, y empecé a meterle el termómetro por el culo, mucho más de lo necesario para tomar la temperatura, una vez dentro le di al botón y empezo la cuenta atrás, ella se quejaba pero le advertí que si no escuchaba la alarma repetiriamos jugada, y se calló de golpe, pacientemente espere que sonara la alarma para sacarselo de esa zona tan "especial", miré la pantallita: 36.1.

-Esta es la fiebre, que tenías ?
-Joder ya ha pasado más de una semana.
-Tu crees que me chupo el dedo?

Un repentino silencio acusador se hizo con la escena.

-Vamos que si, no te preocupes que la próxima vez te curraras una excusa más creible. Levántate.

Lo hizo, al levantarse le cayó la falda tapandole el culo y empezó a frotarse por encima, rapidamente la cogi de la mano y tiré de ella para la habitación, al caminar las braguitas resbalaron hasta sus tobillos, entramos en la habitación y la puse en el rincón junto a la tele, manos encima de la cabeza y antes de salir enrollé la falda con su propia cintura, para que mostrara su culo marcado por haberse portado mal. La dejé allí con la advertencia de no moverse, ni tocarse sino quería empeorar las cosas. Yo salí de la habitación y me fui al comedor, a fumarme un cigarrito, cuando termine me fui para la habitación, cuando entré estaba en el rincón tal y como la había dejado e hice la pregunta tonta.

-No te habrás movido verdad?

La respuesta fue la esperada.

-Noooo

 Aunque tenia la sensación que alguna que otra sobada calmante en el culo se había escapado.

-Ven aquí

Salio del rincón y vino hacía mi, le indique la cama.

-Apoya las manos en la cama y pon el culo mirando hacía mi, bien doblada.

Terminé de decirselo y empecé a desabrocharme el cinturón, suficiente capacidad disuasoria la del sonido de la hebilla y un cinturón suelto, cuando terminé de sacármelo, ya estaba en la posición indicada, manos apoyadas en la cama espalda doblada y culo bien expuesto. Doblé el cinturón por la mitad y dando con el golpecitos en el culo, calculando bien la zona de impacto le dije.

-Esto es por intentar colarme lo de la fiebre.

Al terminar de decirlo empecé a azotarla con el cinturón, yo contaba mentalmente los azotes 25 fueron antes de parar, al terminar por primera vez le acaricié el culo, siguiendo los impactos del borde del cinturón en su piel. Pero aun no había terminado, mientras ella seguía inmovil en la posición coloqué las dos almohadas en el centro de la cama, y la hice tumbarse boca abajo, con las almohadas debajo del pubis, para que levantarán su culo, al moverse la falda de nuevo había caido, así que se la volvi a  levantar, y cogí de nuevo el cinturón.

-Van a ser 25 más, esta vez cuenta tu, alto y claro.

La diferencia es que al cambiar la posición los azotes ahora le caian de arriba a abajo y eso hacía que el impacto fuera más duro, además decidí darle los 25 seguidos sin pausas, a partir de los quince a cada impacto le seguía un jadeo de dolor antes de decir el número, al terminar tenía el culo algo más que rojo, las marcas del cinturón se sobreponian a las del cepillo, dejando un cuadro de piel castigada precioso. Me senté en la cama y me puse a acariciarla muy suavemente con la yema de mis dedos, por toda esa piel que acababa de castigar. Estuve un largo rato acariciandola en silencio, notando como poco a poco se calmaba su respiración e imagino que el dolor y el escozor también aunque no del todo, aquella noche no terminaría de irse seguro. Cuando ya estuvo relajada del todo, hice una pequeña excursión a su sexo, tan caliente como su culo y chorreando, sonreí y le dije.

-Hoy estas castigada, así que sintiéndolo mucho, no hay premio de momento, si te portas bien de aqui a irnos a la cama me lo pensaré. Venga arriba vamos al salón.

Se levantó y al levantarse las braguitas se quedarón en el suelo de la habitación, al llegar al salón, ella se acercó con intenciónes juguetonas,  pero le dije que no aunque me moría de las ganas. Cogí la libreta, la abrí por la pagina siguiente a las anotaciones, la puse en la mesa y aparté una silla.

-Levantate la falda y sientate.

Se quejó pero le recordé que aun llevaba el cinturón sin abrochar de todo, se sentó, al sentarse se quejó y refunfuñó, yo cogí un bolígrafo de la estantería y se lo di.

-Ahora me vas a hacer una redacción sobre el castigo de hoy, y no te vas a levantar hasta que la termines.

Dicho esto me fui a la sofá y me abrí aquella cervecita de antes. Estuve un rato mirándola sin a hacer nada al principio y escribiendo después, inquieta iba cambiando el peso del cuero de lado y quejándose de vez en cuando, estuvo como una media hora, hasta que me dijo.

-Ya estoy
-Muy bien coje la libreta y ven.

Se acercó a mi con la libreta en la mano la situé de pide justo enfrente de mi a menos un palmo, le pedí la libreta, me la dio y le dije que se quitara la falda, dudó pero una mirada bastó para que buscara la cremallera del lado y la soltara haciendo caer la falda hasta sus pies, le di la libreta, desnuda de cintura para abajo la escena era muy erótica, sus largas piernas que subian hasta fundirse con sus caderas y mostrando su pubis precioso e hinchado de la excitación. Timidamente empezó a leer.

-Hoy viernes he sido castigada por.....

La lectura narraba el castigo y los motivos y finalizaba con una promesa de en un futuro esforzarse más para no volver a ser castigada, cuando terminó le cogí la libreta y la dejé en el sofá le puse una mano el culo apretando hacía mi y mirándola lleve la otra a su coño empapado, le metí dos dedos hasta el fondo, sacándole un gemido.

-Antes te dije que estabas castigada esta noche y que si te portabas bien te levantaría el castigo, de momento vas bien, pero esperaremos a cenar a ver si sigues en la linea, y entonces habrá, cremita, masaje y premio....te parece?

Sonrió como quien sabe que al final se sale con la suya siempre.

Continuará......


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